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Ady Endre


Poemas / Versek


BUDAPEST

Z-füzetek/158

Sorozatszerkesztő
SIMOR ANDRÁS

El libro se realizó con la ayuda del Premio Andor Gábor para escritores

Redactor de la serie
ANDRÁS SIMOR

Versiones
DAVID CHERICIÁN
YOLANDA ULLOA

© Simor András 2015


Los redentores húngaros

Son más salobres las lágrimas
Y distintos los dolores.
Mil veces son redentores
Los húngaros redentores.

Perecen hasta mil veces
Y la cruz está agotada,
Pues no han podido hacer nada,
Oh, no han podido hacer nada.

Version de David Chericián


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illusztráció

Bertalan Pór: Retrato de Ady

Prólogo

La presente antología bilingüe contiene veintidós poemas de Endre Ady en versiones de dos poetas cubanos: David Chericián y Yolanda Ulloa. Las versiones de David Chericián se publicaron en la Antología de la poesía húngara (Selección, introducción y notas de Éva Tóth, 1981). Las versiones de Yolanda Ulloa se hicieron para esta edición.

Endre Ady (Érmindszent, 1877 – Budapest, 1919) considerado el mayor poéta húngaro de principios del siglo XX y de la famosa generación Nyugat que torna su nombre de la revista del mismo nombre (Occidente en castellano), destaca por su poesía innovadora. Los símbolos que afloran en sus versos, ciertamente sorprendentes, lograron penetrar en el idioma húngaro hasta tal punto que en nuestros días aún conservan su actualidad. Su compromiso le condujo a atacar ferozmente al conservadurismo y al subdesarrollo.

La antología comienza con su famoso poema Sobre el Páramo de Hungría:

Transito por un paisaje atroz,
En la tierra mala yerba crecía.
Conozco este campo insaciable,
Es el Páramo de Hungría.

Me inclino hasta el humus bendito.
Algo esta tierra virgen corroe.
Las malas hierbas escalan al cielo.
Acaso no hay flores?

Enredaderas feroces me rodean.
Acecha el alma de la tierra mi mente.
Envejece el perfume de las flores,
Pero me embriaga amorosamente.

En el silencio, la mala hierba,
El matorral me adormece, me cubre con su risa.
Y sobre el gran Páramo
Un viento de carcajadas se desliza.


                                    (Versión de Yolanda Ulloa)

El filósofo György Lukács, en uno de sus ensayos escrito en 1939, dice:

„¿Qué es la tragedia húngara? Petőfi y Ady, los poetas verdaderos de los húngaros, lo sabían muy bien: la existencia y la defensa terca de los restos del feudalismo; la separación de Hungría de la nueva cultura democrática europea que esté naciendo. Sabían también dónde esté la salida: hay que enterrar definitiva y violentamente la mentalidad anacrónica de la Edad Media de Hungría, para que el país pueda entrar en la comunidad de los pueblos civilizados, democráticos. Petőfi y Ady llegaron a ser grandes poetas porque pensaron, compartieron y vivieron muy profundamente esto, que no se puede parar en medio del camino, y que hacer compromisos sera una gran tragedia nacional." (Ady, el gran cantante de la tragédia húngara)

Al estallar la Primera Guerra Mundial Ady definió su posición inequívoca contra la guerra. En el poema Recordar en una noche extraña dice:

Avanzaron valientes los nadie
Y se escondió el hombre verdadero,
Y el ladrón encumbrado también robó:
Fue una extraña,
Una extrada noche de verano.
Sabíamos que el hombre era inexacto
Y muchas deudas tiene con el amor:
Pero a pesar de eso fue inaudito
Como cambió el mundo pasado y vivido,
La luna jamás fue tan sarcástica
Nunca fue más pequeño el hombre
Como lo fue aquella noche,
Fue una extraña,
Una extrada noche de verano.


                           (Versión de Yolanda Ulloa)

Citemos otra vez las palabras de György Lukács, escritas en 1969, sobre el libro de Ady Al frente de los muertos (1918): „La gran crisis que llevó Europa a la Primera Guerra Mundial, se difundió a través de diferentes focos subterráneos y se manifestó más o menos conscientemente en casi todas las literaturas del mundo. Yo personalmente opino que esto sucedió con mayor rapidez y más adecuadamente en el caso de Ady. En este sentido Ady está muy por encima de cualquiera de sus contemporáneos europeos que también dieron voz a esta desobediencia y necesidad

revolucionaria, y por ende, Ady, tanto humana como poéticamente era el mayor lírico de esa época."

Citemos una confesión de Ady: „Desde la Guerra no tengo que explicar qué podía hacer. A veces, castigado por la maldición divina de la pasión que siento por hacerme entender, no podía reprimir mis penas más insufribles y entre llantos, tuve que compartirlas. Está claro que ahora llegué a ser el »verdadero Ady«, el incomprensible, para aquellos a los que siempre les gustaba declararme como tal."

Quizás hay algo maldito en la Tierra
Y son verdades las heridas
Y todo Por Venir se desmorona. " –


                           (Versión de Yolanda Ulloa)

escribe en su poemaDeshecha la frente ensangrentada.

Citemos el poema Saludo al vencedor (Los últimos barcos, 1923):

No lo holléis demasiado,
No piséis demasiado
Nuestro pobre y hermoso corazón
Desangrando que, ay, quiere saltar.

Aciago y triste pueblo es el magyar,
Vivió en revolución y le endosaron
Malvados hasta su tumba malditos
Como cura la Guerra y el Horror.

Nuestros cuarteles se lamentan sordos,
Cuanta sangre recuerdan, cuanta sangre,
Criptas de luto horribles, catafalco
Delante de vosotros, catafalco.

Nosotros fuimos locos en la tierra,
Los húngaros ya pobres, consumidos,
Vencedores, podéis venir ahora:
Saludo al vencedor.


                           (Versión de David Chericián)

Ady no solamente es el mayor poeta de la crisis de la Primera Guerra Mundial, su poesía también presenta cómo era el mundo de la consolidación contrarrevolucionaria en Europa después de la Guerra.

Dolor y conmoción se traduce en su poesía:

Mi corazón golpeaba del fusil
La culata, mis ojos herían honores mil,
Se sentó un duende mudo en mi orgullosa
Garganta, mi cerebro golpeaba la Demencia.

Pero nunca pierde la fe:

Y otra vez vivo, grito por los demás:
Hombre en la inhumanidad.


(Hombre en la inhumanidad, versión de David Chericián)

En su diario de cárcel, Ottó Korvin, mártir de la República de Consejos de 1919, antes de su muerte citó los versos de Ady:

Grande es mi pecado: mi alma,
Mi pecado es que veo lejos y me atrevo.

Ady fue invencible.

András Simor

Poemas

Sobre el Páramo de Hungría

Transito por un paisaje atroz,
En la tierra mala yerba crecía.
Conozco este campo insaciable,
Es el Páramo de Hungría.

Me inclino hasta el humus bendito:
Algo esta tierra virgen corroe.
Las malas hierbas escalan al cielo.
Acaso no hay flores?

Enredaderas feroces me rodean.
Acecha el alma de la tierra mi mente.
Envejece el perfume de las flores,
Pero me embriaga amorosamente.

En el silencio, la mala hierba,
El matorral me adormece, me cubre con su risa.
Y sobre el gran Páramo
Un viento de carcajadas se desliza.

                                    Versión de Yolanda Ulloa

Los redentores húngaros

Son más salobres las lágrimas
Y distintos los dolores.
Mil veces son redentores
Los húngaros redentores.

Perecen hasta mil veces
Y la cruz está agotada,
Pues no han podido hacer nada,
Oh, no han podido hacer nada.

                  Versión de David Chericián

La estatua de oro de Léda

A jugar sucio nunca te pondrías,
Fundida en oro tu sonreirías
Delante de mi cama.

Serían tus ojos dos verdes diamantes,
Tus senos rosas de ópalo quemantes
Y tus labios topacios.

Tu ser de oro nunca moriría,
No tu preciosidad me engañaría,
Ah, mi señora mala.

Tu carnal cuerpo iría por doquier,
Tu cuerpo de oro jadearía en mi ser
Por siempre, eternamente.

Y si mucho la vida me doliera,
Bendeciría tu fresca cadera
Mi frente ardiente.

                           Versión de David Chericián

Canción de un jacobino húngaro

De la yema de nuestros dedos brota
La sangre cuando te palpamos, dinos
Tú, pobre Hungría, Hungría soñolienta,
¿Existes?, y nosotros, ¿existimos?

¿Puede esperarse algo mejor acaso:
Nuestros ojos y almas duelen de ello?
¿Acaso se despertará algún día
Por fin la Babel de los pueblos siervos?

¿Por que no de los mil adormecidos
Anhelos se hace al fin voluntad fuerte?
Pues tristeza húngara, rumana, eslava,
Son la misma tristeza desde siempre.

Pues nuestro oprobio y nuestras amarguras
Desde hace ya mil anos son idénticas.
¿Por qué entonces no coincidimos todos
Rugiendo en las barricadas de ideas?

El Danubio y el Olt tienen la misma
Voz apagada, muerta, de fragor,
En la patria de Árpád pobre de aquel
Que no sea señor ni sea bribón.

¿Cuándo vamos a unirnos: Cuándo vamos
A darle voz a nuestra gran palabra,
Nosotros, aplastados y oprimidos,
Húngaros y no húngaros, los parias?

¿Hasta cuándo rey será el bandolero
Y nosotros. millones. chusma ahogada?
¿Hasta cuándo será el pueblo de Hungría
Un estornino preso en una jaula?

Hungría, la de los tristes mendigos,
Hoy no tenemos ni la fe ni el pan,
Pero mañana todo será nuestro
Si lo queremos, si osamos luchar.

                           Versión de David Chericián

Os envió el arca de la alianza

Mi corazón os mando, esta arca de la alianza,
Y os deseo un buen día luchador.
Vosotros, sangre mía, los miles de estruendosos,
Renegad de mi, no obstante, no obstante,
Vuestro yo soy.

No hay mérito, no hay culpa, no hay virtud,
Nuestra alianza el Destino concertó,
Y no hay necesidad pero tampoco astucia:
Pueblo ilota, poeta ilota,
Nos encontramos vosotros y yo.

En nosotros esperan majestuosas
Fuerzas para la vida despertar,
En nosotros se oculta un país hermoso
Igual que el ciervo en el tupido bosque
Y los sabuesos acechando están.

Si no me veis cual vuestro hermano,
En mi triste trente y en la región
De mi alma proliferan las arrugas
Pero aun así me considero joven
Ante mis judas que implacables son.

Ni siquiera la gloria de mártir he querido,
Sólo la entrega voluntaria
De lo que se debe al Destino:
Eso nunca pedido, la burlada minucia,
Mi alma revolucionaria.

Soy vuestro si os soy necesario
O no, resulta ahora igual.
El mismo sol tenemos en el mismo
Cielo hermoso. Ay, cómo del sol me cubre
A veces la nube de la ruindad.

                                    Versión de David Cherician

Yendo en carro por la noche

Que mutilada está hoy la luna,
Que desierto es la noche hoy,
Muda, y hoy que triste yo estoy,
Que mutilada está hoy la luna.

Todo lo integro se ha roto,
Toda llama arde a retazos,
Todo amor se quiebra en pedazos,
Todo lo integro se ha roto.

Corre conmigo un carro malo,
Detrás como ayes me han seguido,
Mitad silencio y mitad ruido,
Corre conmigo un carro malo.

                  Versión de David Chericián

En el circo de los pueblos

Con la existencia húngara arrastrada
Al hormiguero, digo que no hay hungaridad.
No hay excepción
Y aún nuestro dolor es muy antiguo.

Todas, todas nuestras ideas
En otro sitio son cachivaches aburridos.
Entramos en la lucha
Y ya sabemos que es inútil luchar.

Hilamos lentamente la vida,
Los otros tiran de la rueca.
No es culpa de nosotros
Si cortan nuestro hilo.

Ojalá tengamos más
En nuestra existencia al calco
Como en el nuevo vino
De racimos olorosos triturados.

Pero es nada nuestro pequeño hormiguero,
Sin Pascuas vive la hungaridad
Y para hacer y escribir
Me persiguen las grandes ordenanzas.

No sé cuál es el objetivo
De esta vida de mentiras,
Pero a veces
Por ella tiraría todo al fuego.

Qué es mi miseria
Sera cualquier indigente, cualquier triste.
Y llorando los miro:
Despoblada es la de mi pueblo.

Nuestros objetivos no dieron en el blanco,
Vivieron nuestras vidas,
Toldos de circos se balancean
Con suerte de bufón delante de nosotros.

                                    Versión de Yolanda Ulloa

Recordar en una noche extrada

Desde el cielo un ángel delirante tocó
Alarma a la tierra apenada,
Por lo menos den jóvenes enloquecieron,
Por lo menos den estrellas se hundieron,
Por lo menos cien tocados se destruyeron:
Fue una extraña,
Una extraña noche de verano.
Se encendió nuestra colmena vieja,
Nuestro potro más hermoso se le rompió la pata,
En mi sueño resucitó el muerto,
El buen perro Burkus desapareció
Y Mári, nuestra criada muda
De repente estridentes canciones cantó:
Fue una extraira,
Una extraira noche de verano.
Avanzaron valientes los nadie
Y se escondió el hombre verdadero,
Y el ladrón encumbrado también robó:
Fue una extraña,
Una extraña noche de verano.
Sabíamos que el hombre era inexacto
Y muchas deudas tiene con el amor:
Pero a pesar de eso fue inaudito
Como cambió el mundo pasado y vivido,
La luna jamás fue tan sarcástica,
Nunca fue más pequeño el hombre
Como lo fue aquella noche:
Fue una extraña,
Una extraña noche de verano.
El horror sobre las almas
Se sentó con malicioso júbilo,
En cada hombre se instaló
La suerte misteriosa de sus antepasados,
A una boda terrible, sangrienta.
El pensamiento caminó borracho,
El hijo orgulloso del hombre
Quién fue un nadie, un paralitico:
Fue una extraña,
Una extraña noche de verano.
Creí, entonces creí
Que un Dios negligente
Renació para llevarnos a la muerte,
Pero hasta ahora sigo con vida
De modo que aquella noche, quien me hizo,
Espero a Dios en el recuerdo
En una noche desolada
En que se hundió el mundo,
Fue una extraña,
Una extraña noche de verano.

                                    Versión de Yolnda Ulloa

Hombre en la inhumanidad

Mi corazón golpeaba del fusil
La culata, mis ojos herían horrores mil,
Se sentó un duende mudo en mi orgullosa
Garganta, mi cerebro golpeaba la Demencia.

No obstante, ponte en marcha, fuerza mia,
Ponte en marcha otra vez desde la Tierra.
¿Es el alba o la medianoche infierno?
Es igual, ponte en marcha, audaz, porfia
Como hace mucho, mucho tiempo de ellos.

Jamás a un claro húngaro más bello
Pudieron darle cien cielos ni infiernos:
Hombre en la inhumanidad,
Húngaro en la acosada hungaridad,
Que a vivir vuelve y es un tenaz muerto.

En el camino real pisoteado de horrores,
En la cumbre, cual siempre quise yo,
Pasé durmiendo despierto lo horrible:
En qué desgracia el húngaro cayó
Y a veces Dios cuán débil es.

Y que hoy tal muerto viva es necesario,
Que viva ese sufriente verdadero,
Quien, con su enfermo corazón, dando traspiés,
Los enormes tesoros, que irían a ser robados,
Acantona en su pecho junto a su invalidez
Y estima que guarda un más bello ayer.

Oh, duelos todos, cómo entiendo vuestros modos,
Oh, cómo por vosotros temo, futuros todos
(Aunque esto no convenga a un resucitado)
Y como de mi raza prófuga siento compasión.

Y después, extrayéndolo de mi corazón
Estropeado a la mente me viene una y otra vez:
Mi corazón golpeaba del fusil
La culata, mis ojos herían horrores mil,
Se sentó un duende mudo en mi orgullosa
Garganta, mi cerebro golpeaba la Demencia.

Y otra vez vivo, grito por los demás:
Hombre en la inhumanidad.

                                    Versión de David Chericián

Deshecha la frente ensangrentada

En el Hoy vivir por el Futuro,
Dar fe a lo Nuevo:
¿En un pasado yo hice esto?
Como si me hubiera tocado algo malo,
La patraña de alguien,
Y en mi frente una honda pedrada.

¿Me arranque de mi ser luchador?
¿Mi frente esta sangrante,
Es fea y verdadera mi huida?
¿O con razón y sangrando la frente
Lo sueno y lo pienso?
Ay, que susto tan terrible tuve.

Ahora yo cambio mis deseos:
Busco a los viejos,
Pues ¿no paso un gran mal?
Tal vez fue mi confusión
Y mi palabra valió poco
Y solamente tengo menos fe.

¿Pues aún siguen las luchas
Y no ha cambiado el mundo?
¿Solo mi frente esta sangrando?
¿Solamente yo destruí el Futuro
Y niego el Hoy de hoy?
Ay, yo sigo al lado de los viejos.

Querido Ayer, mi frente sin herida,
Ay, que me améis mucho,
Ámame siempre que viviste en mi vida,
Quizás hay algo maldito en la Tierra
Y son verdades las heridas,
Y todo por Venir se desmorona.

                                    Versión de Yolanda Ulloa

Llanto por el ayer de ayer

Mi mano esparce su triste bendición:
Oh, señas muertas del ayer,
Oh, placer muerto de agasajes,
Oh, nuestras pequeñas tristezas,
Oh, nuestras esperanzas de ayer,
Oh, verbo de ayer de ayer:
Noli tangere.

      Hemos mirado: lo mejor
Del hombre, por el puente alto del arcoíris
Camina para ser Dios
Y se enriquece con ricos
Más delicados, con nuevos estímulos,
Pero a pesar de todo es magnifico este ganado
Hermoso, el Hombre: el mundo mismo.

El cáliz de nuestra egolatría se desbordó,
Quiso ofrecerles de beber a todos
Y con su ánimo pesado, sirvió este delicioso vino.

Y ahora: un orgullo de luto:
„No temas ", „No compartas" - pequeños estímulos
Sobre planes gloriosos, masacrados
Que fueron vida y fueron más
Que hombres pequeños, caídos, devastados.
Oh, los ambientes de ayer, imágenes
Muertas, santas ahogadas en fosas asesinas.

Mi mano esparce su triste bendición:
Oh, señas muertas del ayer,
Oh, placer muerto de toques
Oh, nuestras pequeñas tristezas.
Oh, nuestras esperanzas de ayer,
Oh, verbo de ayer de ayer
Noli tangere.

      Oh, Tiempo de verdugo,
Oh, verbo de ayer de ayer,
Encanto embellecido con tu embrujo.

                                    Versión de Yolanda Ulloa

El gran banquete

Esta puesta la Tierra: al atracón,
Sin freno, Mundo: todos los infiernos
Del infierno se han desencadenado
Contra ti, lo hayas o no deseado,
Con cuervos y con perros vagabundos
Listo el banquete esta, lista la unión.

Vino sangriento en copa-cráneo, Mundo,
Apúrala de un trago en el festín,
Bébala heroico y valiente y profundo:
Ya da lo mismo, recorre hasta el fin
La senda-verde sangre de la insania.

Y tú, insania, no te hagas ya la pura,
Se desgarran los velos sin demora.
Llegó el sonado da-lo-mismo, jura,
Juremos al todo-es-licito-ahora,
Nuestra piel de diablo es de todos modos:
hartémonos y luego - arriba todos.

Si es un banquete, que sea un banquete,
Lo mismo da vivir o no vivir,
Y si se es cobarde o héroe, daría
Lo mismo, ¿acaso hay malos todavía
O todavía honorables habrá?

En mis botas de heraldo hay lodo y grama,
Pero vengo anunciando la alegría:
Tu, puerta, grita, y tu, ciudad, dama,
Pronto, a perderse, ahora es el día
Y al que le quede un alba todavía
Que no muera sin ver su perdición.

Del mundo entero se rompió el tejido,
¿Yo por un pobre nudo en el carrete
Voy a estar embotado aquí, impedido?
¿Que importa el fue de ayer si se entromete?
Hoy la Tierra esta puesta: al atracón:
A reventar vivamos el banquete.

                           Versión de David Chericián

Así hablan los kuruc

A mi, amigo, pues da lo mismo,
Que el lobo me coma, o el diablo me coma,
De todas formas nos come un bicho.

El oso me come, también da lo mismo.
Lo triste y lo antiguo:
Fortuitamente nos come un bicho.

Si afligido, también da lo mismo,
Si tendremos buen tiempo
Nada nos avisó, nadie lo dijo.

A mí, amigo, pues da lo mismo,
Que importa quién te coma,
A tonto, triste, a nosotros-da-lo-mismo.

                           Versión de Yolanda Ulloa

Solamente hubo una vez

                  Al recuerdo de György Dózsa

Una vez hubo aquí un casorio,
Grande, verídico casorio,
Cuando el novio dél país
György Dózsa
En un amanecer de primavera
Prendió fuego en mil lugar.

Una vez fue volcán esta tierra,
Fuego y lava la tierra,
Cuando al fin, la venganza
Y la ira se unieron.
Y rompieron en una tempestad de justicia
Y los Dózsa, y no reyecitos ordenaron.

Una vez fue la Fe valiente,
De Moldavia a la Roma, valiente
Cuando con honor y destruyendo
Atacó, acabó
Toda la fuerza honesta,
Rompieron los lazos, tirando las antorchas.

Una vez tuvo la Suerte virtud,
En su caída tuvo también grandeza y virtud,
Porque enviaron un mensaje al mundo
Que hoy de nuevo se debía enviar
Y desde entonces no vale la pena
Porque volcán muerto es el viejo volcán.

Una vez hubo aquí Revolución,
Fiel, verdadera Revolución,
Que hizo orden y justicia
Pero fue con los Dózsa
En aquel amanecer heroico,
Cuando orgullosos no tuvimos compromisos.

Una vez hubo aquí una pequeña esperanza,
Sangrienta y ardiente esperanza .
Así que debe llegar el nuevo György Dózsa
Y seguro que vendrá.
Ay, temo que yo no viviré hasta ese tiempo,
Ni vosotros, queridos, desesperados compañeros.

                                    Versión de Yolanda Ulloa

El jinete extraviado

Se oye el ciego trotar del extraviado
Jinete de antes, las encadenadas
Almas de los juncales ancestrales
Y talados bosques se sobresaltan.

Donde aquí, allá, en isletas de la selva
Primitiva quedaron matorrales
Súbitamente reviven ahora
Los espectros de cuentos invernales.

He aquí el tupido y denso matorral,
He aquí el apagado canto viejo
Agazapado entre la niebla sorda
Desde nuestros bravos, tristes abuelos.

Afantasmado es nuestro Otoño y corto
El número de hombres que lo pueblan:
Y en el llano cercado de colinas
Anda Noviembre con gabán de niebla.

Con bosques y juncales el desnudo
Llano de pronto da nuevo vestido
A su ser de noviembre, ser de niebla
Envuelto en niebla de pasados siglos.

Todo es sangrar, todo es secreto.
Todo es opreción, todo antepasados,
Todo es bosque y juncal, juncal y bosque,
Todo es dementes, dementes de antaño.

Viajero de antes, extraviado emprendes
Rumbos nuevos de pantanosas sendas,
Pero no hay luz, y no hay llama de lámpara,
Y ni noticias hay de las aldeas.

Las aldeas duermen enmudecidas,
Con el pasado, tiritando, suenan,
Bisonte, lobo y oso fiero saltan
Afuera desde el matorral de niebla.

Se oye el ciego trotar del extraviado
Jinete de antes, las encadenadas
Almas de los juncales ancestrales
Y talados bosques se sobresaltan.

                           Versión de David Chericián

Nueva canción del segador

Cruces se sientan en el despojo,
Cruces en el camposanto,
Cruces en nuestros hombros, corazones,
Cruces en las viñas lejanas,
Solo el dueño, el dueño de la Cruz no esta en ningún lugar.

Cruces en toda la Tierra,
Cruces en las torres, en el pecho,
Cruces en la piedad terrenal
Y el mensaje del cielo es: „Lo merezco,
Por que cargue la cruz para ellos?"

                                                      Versión de Yolanda Ulloa

Canción sobre la infelicidad

Todo en lo que hemos creído
Se perdió, se perdió, se perdió.
Y tiene dicha
Y suerte quien sólo por si mismo
Está infeliz.

Entonces todo se perdió.
Todo en lo que hemos creído,
Banderas que alzamos en las cumbres.
Hoy todo se perdió.
Y está feliz quien es infeliz.

Pues feliz está quien es infeliz
Porque todo se perdió.
Se perdió, se perdió, se perdió.

                           Versión de Yolanda Ulloa

Que nos de Dios

Que nos de Dios
Lo que no solía dar,
En lugar de cien tristes domingos
Muchos días de felicidad,
Que nos de Dios.

Que nos de Dios
Que no lloremos más,
Y que la paz anhelada
Del alma nuestra,
Que nos de Dios.

Que nos de Dios,
Aunque es extraño el mundo,
No juegue yo la asesina,
La vil comedia,
Que nos de Dios.

Que nos de Dios
Lo que no solía dar,
En lugar de den tristes domingos
Muchos días de felicidad,
Que nos de Dios.

                  Versión de Yolanda Ulloa

Guardo tus ojos

Ya con mi mano envejecida
Tu mano cojo,
Ya con mis ojos gastados
Guardo tus ojos.

En ruinas de infinitos
Como atávico fiero
A quien el miedo sigue
Temerosamente te espero.

Ya con mi mano envejecida
Tu mano cojo,
Ya con mis ojos gastados
Guardo tus ojos.

No sé por qué, hasta cuándo
Me quedo todavía,
Pero aferro tu mano,
Guardo tus ojos cada día.

                  Versión de Yolanda Ulloa

Mira, mi amada, los tesoros míos

Mira, mi amada, los tesoros míos,
Mis no-tengos de Lázaro, el destino
De una existencia recta y fiel contempla
Y mis mechones que han encanecido.

Mis pasos nunca fueron al azar,
Triste orgullo sentí por el magyar
Y por eso en lamentos muchas veces
Y en ayes y desgracias vine a dar.

Bueno fui en el amor: ni ni un Dios clemente
Pensar pudiera más hermosamente
En el que yo, que a él fui como un niño?
mirame en llaga, en fiebre, en sangre ardiente.

No saldrían quizá hoy de mi en alud
Mis quejas de no haber venido tu
Y aquellos que encarnecen fieles vidas
Me colocaran ya en el ataúd.

Mirame amándome, querida mía,
Yo te encontré al huir, si todavía
Hay alegría en este mundo abyecto,
De mi corazón tú eres la alegría.

Mira, mi amada, los tesoros míos,
Mis no-tengos de Lázaro, en tu sino
Serán para ti jóvenes, oscuros,
Mis mechones que ya han encanecido.

                           Versión de David Chericián

Quejas de un joven descontento

(a principios de nuestro siglo sujeto al servicio militar)

¿París, Pekín … Londres o Roma acaso?
Que aburrida ciudad es esta Tierra,
Da lo mismo ciudad o pueblo: nada.
Una escapada
Hacia ningún lugar vale la pena:
Algo distinto
Hace falta, algún gran aldabonazo.

¿Quién aún este tedio gris soporta,
Que hace a los mendaces brillar bien?
Puno, ya ven:
Venga abajo esta vida inbuena y corta
Y que venga la Muerte, ese gran Médico,
Y tras la muerte, las resurrecciones,
Los horrores,
Y venga algo distinto,
¿Por qué tardáis, revoluciones?

Sangre, sangre, sangre,
Cuánto embellecerá el hombre después
De lavarse bien en sangre una vez,
Cuánto se enmendará.
¡Ven con tu ángel de trompeta sonora,
Resurrección!,
Tu ejército de millones ahora
Trae y rejuvenece este aburrido
Globo,
Que venga el arma redentora,
¡Amen!

                                    Versión de David Chericián

Saludo al vencedor

No lo holléis demasiado,
No piséis demasiado
Nuestro pobre y hermoso corazón
Desangrado que, ay, quiere saltar.

Aciago y triste pueblo es el magyar,
Vivid en revolución y le endosaron
Malvados hasta en su tumba malditos
Como cura la Guerra y el Horror.

Nuestros cuarteles se lamentan sordos,
Cuanta sangre recuerdan, cuanta sangre,
Criptas de luto horribles, catafalco
Delante de vosotros, catafalco.

Nosotros fuimos locos en la tierra,
Los húngaros ya pobres, consumidos,
Vencedores, podéis venir ahora:
Saludo al vencedor.

                           Versión de David Chericián

Versek

A magyar Ugaron

Elvadult tájon gázolok:
Ős, buja földön dudva, muhar.
Ezt a vad mezőt ismerem,
Ez a magyar Ugar.

Lehajlok a szent humuszig:
E szűzi földön valami rág.
Hej, égig-nyúló giz-gazok,
Hát nincsen itt virág?

Vad indák gyűrűznek körül,
Míg a föld alvó lelkét lesem,
Régmúlt virágok illata
Bódít szerelmesen.

Csönd van. A dudva, a muhar,
A gaz lehúz, altat, befed
S egy kacagó szél suhan el
A nagy Ugar felett.


A magyar Messiások

Sósabbak itt a könnyek
S a fájdalmak is mások.
Ezerszer Messiások
A magyar Messiások.

Ezerszer is meghalnak
S üdve nincs a keresztnek,
Mert semmit se tehettek,
Óh, semmit se tehettek.


A Léda aranyszobra

Csaló játékba sohse fognál,
Aranyba öntve mosolyognál
Az ágyam előtt.

Két szemed két zöld gyémánt vóna,
Két kebled két vad opál-rózsa
S ajakad topáz.

Arany-lényeddel sohse halnál,
Ékes voltoddal sohse csalnál,
Én rossz asszonyom.

Hús-tested akármerre menne,
Arany-tested értem lihegne
Mindig, örökig.

S mikor az élet nagyon fájna,
Két hűs csipőd lehűtné áldva
Forró homlokom.


Magyar jakobinus dala

Ujjunk begyéből vér serken ki,
Mikor téged tapogatunk,
Te álmos, szegény Magyarország,
Vajon vagy-e és mink vagyunk?

Vajon lehet-e jobbra várni?
Szemünk és lelkünk fáj bele,
Vajon fölébred valahára
A szolga-népek Bábele?

Ezer zsibbadt vágyból mért nem lesz
Végül egy erős akarat?
Hiszen magyar, oláh, szláv bánat
Mindigre egy bánat marad.

Hiszen gyalázatunk, keservünk
Már ezer év óta rokon.
Mért nem találkozunk süvöltve
Az eszme-barrikádokon?

Dunának, Oltnak egy a hangja,
Morajos, halk, halotti hang.
Árpád hazájában jaj annak,
Aki nem úr és nem bitang.

Mikor fogunk már összefogni?
Mikor mondunk már egy nagyot,
Mi, elnyomottak, összetörtek,
Magyarok és nem-magyarok?

Meddig lesz még úr a betyárság
És pulyahad mi, milliók?
Magyarország népe meddig lesz
Kalitkás seregély-fiók?

Bús koldusok Magyarországa
Ma se hitünk, se kenyerünk.
Holnap már minden a mienk lesz,
Hogyha akarunk, ha merünk.


Küldöm a frigy-ládát

Szivem küldöm, ez ó frigy-ládát
S kívánok harcos, jó napot.
Véreim, ti dübörgő ezrek,
Tagadjatok meg, mégis-mégis
Én a tiétek vagyok.

Kötésünket a Sors akarta,
Nem érdem, nem bűn, nem erény,
Nem szükség, de nem is ravaszság:
Helóta nép, helóta költő,
Találkoztunk, ti meg én.

Bennünk nagyságos erők várnak,
Hogy életre ébredjenek,
Bennünk egy szép ország rejtőzik,
Mint gím a fekete csalitban
S leskődnek a vérebek.

Ha nem láttok testvéreteknek,
Megsokasodnak a redők
Bús homlokomon és lelkem táján,
De még mindig ifjan állok meg
Bősz Júdásaim előtt.

Még csak mártir-fényt sem akartam,
Csak amiről a Sors tehet:
Odaadni magamtól, szépen
Ezt a nem kért, kicsúfolt semmit,
Forradalmas lelkemet.

Tietek vagyok, mindegy most már,
Hogy nem kellek, vagy kellek-e.
Egy a Napunk gyönyörű égen.
Jaj, hogy elföd e Naptól néha
A gonoszság fellege.


Kocsi-út az éjszakában

Milyen csonka ma a Hold,
Az éj milyen sivatag, néma,
Milyen szomorú vagyok én ma,
Milyen csonka ma a Hold.

Minden Egész eltörött,
Minden láng csak részekben lobban,
Minden szerelem darabokban,
Minden Egész eltörött.

Fut velem egy rossz szekér,
Utána mintha jajszó szállna,
Félig mély csönd és félig lárma,
Fut velem egy rossz szekér.


A fajok cirkuszában

Magyar bolyba sodort léttel
Sírom el, hogy nincs magyarság,
Nincs kivétel
S még a fájdalmunk is régi.

Minden, minden ideálunk
Másutt megunt ócskaság már,
Harcba szállunk
S már tudjuk, hogy kár a harcért.

Csak cammogva fonjuk éltünk
Mások elhányt guzsalyáról
S nem kár értünk,
Ha elvágják fonalunkat.

Csak valami más is volna
A mi másolt életünkben,
Mint új borba
Belesajtolt szagos fürtök.

De a mi kis bolyunk semmi,
Húsvéttalan a magyarság
S írni, tenni
Mégis űznek nagy parancsok.

Nem tudom, hogy mi a célja
Ennek a hazug életnek,
Mégis néha
Ezért mindent lángba dobnék.

Mi az én nyomorúságom,
Bármi koldus, bármilyen bús?
Sírva látom:
Kietlenebb a fajtámé.

Céljainkat elcélozták,
Életünket már elélték.
Cirkusz-ponyvák
Bohóc-sorsa leng előttünk.


Emlékezés egy nyár-éjszakára

Az Égből dühödt angyal dobolt
Riadót a szomorú Földre,
Legalább száz ifjú bomolt,
Legalább száz csillag lehullott,
Legalább száz párta omolt:
Különös,
Különös nyár-éjszaka volt.
Kigyúladt öreg méhesünk,
Legszebb csikónk a lábát törte,
Almomban élő volt a holt,
Jó kutyánk, Burkus, elveszett
S Mári szolgálónk, a néma,
Hirtelen hars nótákat dalolt:
Különös,
Különös nyár-éjszaka volt.
Csörtettek bátran a senkik
És meglapult az igaz ember
S a kényes rabló is rabolt:
Különös,
Különös nyár-éjszaka volt.
Tudtuk, hogy az ember esendő
S nagyon adós a szeretettel:
Hiába, mégis furcsa volt
Fordulása élt s volt világnak.
Csúfolódóbb sohse volt a Hold:
Sohse volt még kisebb az ember,
Mint azon az éjszaka volt:
Különös,
Különös nyár-éjszaka volt.
Az iszonyuság a lelkekre
Kaján örömmel ráhajolt,
Minden emberbe beköltözött
Minden ősének titkos sorsa,
Véres, szörnyű lakodalomba
Részegen indult a Gondolat,
Az Ember büszke legénye,
Ki, íme, senki béna volt:
Különös,
Különös nyár-éjszaka volt.
Azt hittem, akkor azt hittem,
Valamely elhanyagolt Isten
Életre kap s halálba visz
S, íme, mindmostanig itt élek
Akként, amaz éjszaka kivé tett
S Isten-várón emlékezem
Egy világot elsüllyesztő,
Rettenetes éjszakára:
Különös,
Különös nyár-éjszaka volt.


Ember az embertelenségben

Szivemet a puskatus zúzta,
Szememet ezer rémség nyúzta,
Néma dzsin ült büszke torkomon
S agyamat a Téboly ütötte.

És most mégis, indulj föl erőm
Indulj föl, megintlen a Földről!
Hajnal van-e, vagy pokol éjfél?
Mindegy, indulj csak vakmerőn,
Mint régen-régen cselekedted.

Ékes magyarnak soha szebbet
Száz menny és pokol sem adhatott:
Ember az embertelenségben,
Magyar az űzött magyarságban,
Ujból-élő és makacs halott.

Borzalmak tiport országútján,
Tetőn, ahogy mindég akartam,
Révedtem által a szörnyüket:
Milyen baj esett a magyarban
S az Isten néha milyen gyenge.

És élni kell ma oly halottnak,
Olyan igazán szenvedőnek,
Ki beteg szívvel tengve-lengve,
Nagy kincseket, akiket lopnak,
Bekvártélyoz béna szivébe
S vél őrizni egy szebb tegnapot.

Óh minden gyászok, be értelek,
Óh minden Jövő, be féltelek,
(Bár föltámadt holthoz nem illik)
S hogy szánom menekülő fajtám.

Aztán rossz szívemből szakajtván
Eszembe jut és eszembe jut:
Szivemet a puskatus zúzta,
Szememet ezer rémség nyúzta,
Néma dzsin ült büszke torkomon
S agyamat a Téboly ütötte.

S megint élek, kiáltok másért:
Ember az embertelenségben.


Véresre zúzott homlokkal

A Mában élni a Jövőért,
Az Újnak tenni hitet:
Valamikor csináltam én ezt?
Mintha valami baj ért volna,
Dobása valakinek,
Homlokomon, éles, nagy kő ért.

Harcos valómból kiszakadtam?
Véres-e a homlokom?
Igaz-e csúf menekülésem
Vagy csak véres ésszel, homlokkal
Álmodom és gondolom?
Jaj, be szörnyűén megriadtam.

S mégis most már váltott a kedvem:
Régieket keresek.
Pedig ugy-e nem történt nagy baj?
Tán egy kicsit megzavarodtam
És a szavam kevesebb
S csak még hitből van kevesebbem.

Ugye azért tártnak a harcok
S nem változott a világ?
Csak az én vén homlokom vérzik?
A Jövőt is el csak én dobtam
S tagadom a mai Mát?
Én, jaj, a régiekkel tartok.

Drága Tegnap, sebetlen homlok,
Hajh, nagyon szeressetek,
Nagyon szeress éltem leél tje,
Hátha mégis baj van a Földön
És igazak a sebek
S minden Leendő összeomlott.


Tegnapi tegnap sirat ás a

Kezem szomorú áldását hinti:
Óh, tegnapi halott mozdulatok,
Óh, érintések halott kéje,
Óh, tegnapi kis bánataink, ti,
Óh, tegnapi bizakodásaink,
Óh, tegnapi Tegnap igéje:
Noli tangere.

      Néztük: az Ember
Különbje magas szivárványhidon
Istenülésnek amint nekivág
És gazdagodik mind-gazdagodó
Kényességekkel, új ingerekkel
S hogy mégis-mégis szép e hivalgó
Jószág, az Ember: maga a világ.

Önimádatunk kelyhe kicsordult
S mindenkiket megitatni akart
Nehéz kedvéből, e drága borbul.

S a ma: didergő, gyászos büszkeség:
„Ne félj", „Ne osztozz" - kis biztatások
Lemészárolt, dicső tervek felett,
Kik élet voltak és többek voltak,
Mint dobott, hulló, apró emberek.
Óh, tegnapi cirkulusok, halott,
Szent ábrák, gyilkos árkokba fúltak.

Kezem szomorú áldását hinti:
Óh, tegnapi halott mozdulatok,
Óh, érintések halott kéje,
Óh, tegnapi kis bánataink, ti,
Óh, tegnapi bizakodásaink,
Óh, tegnapi Tegnap igéje:
Noli tangere.

      Óh, hóhér Idő,
Óh, tegnapi Tegnap igéje,
Megrontásoddal megszépült varázs.


E nagy tivornyán

Terítve a Föld: lakni tessék,
Tombolj, Világ, most szabadult el
Pokloknak minden pokla rajtad,
Ha akartad vagy nem akartad,
Hollókkal és kóbor kutyákkal
Kész a lakoma, kész az egység.

Véres bor koponya-pohárban,
Hajtsd föl, Világ, idd ki fenékig,
Idd ki hősiesen és bátran:
Most már mindegy, most rohanj végig,
Végig a Téboly zöld-vér-útján.

S Téboly, most már ne szemérmeskedj,
Szakadnak a vásznak, szakadnak,
Eljött az álmodt minden-mindegy,
Esküdjünk a mindent-szabadnak,
Bőrünk úgyis ördögök bőre:
Lakomázzunk s aztán - előre.

Ha tivornya, legyen tivornya,
Olyan mindegy, élni, nem élni
S gyáva-e az ember vagy hérosz,
Olyan mindegy: van-e tán még rossz
S van-e még tán megbecsülendő?

Herold-csizmám egy kicsit sáros,
De jövök vígság-hirdetéssel:
Ordíts, kapu és kiálts, város,
Kárhozzatok, most van a napja
S akinek van még virradatja,
Ne haljon meg kárhozás nélkül.

Egész világ szőttje kibomlott
S én egy nyomorék fonál hurkán
Még mindig csak bénán zsibongok?
Mit törődjünk elmúltak voltján?
Terítve a Föld, lakni tessék:
Éljünk dögig e nagy tivornyán.


Kurucok így beszélnek

Nekem, pajtás, úgyis mindegy,
Farkas esz meg, ördög esz meg,
De megesznek bennünket.

Medve esz meg, az is mindegy,
Az a szomorú és régi:
Véletlen, ki esz minket.

S az a szomorú és mindegy,
Hogy jó időben bennünket
Sorsunkra mi se intett.

Nekem, pajtás, úgyis mindegy,
Bánja fene, hogy ki fal föl
Buta, bús, mindegy-minket.


Egyszer volt csak

                Dózsa György emlékének

Egyszer volt itt lakodalom,
Nagy, igazi lakodalom,
Mikor ez ország vőlegénye
Dózsa György volt
S egy-egy hős tavasz-hajnalon
Ezer helyütt lángolt öröm-tűz.

Egyszer volt vulkán ez a föld,
Erő és láva ez a föld,
Mikor a harag, bosszú és cél
Összeállott
S ítéletes viharba tört
S Dózsák, nem császárkák, üzentek.

Egyszer volt itt a Hit merő,
Moldvától Rómáig merő,
Mikor becsülettel és irtva
Támadt, végzett
Minden becsületes erő,
Hurkot tépve, csóvákat vetve.

Egyszer volt itt a Sors kegyes,
Bukásban is nagy és kegyes,
Mert azt üzentük a világnak,
Mit ma kéne
S mit azóta nem érdemes,
Mert holt vulkán a régi vulkán.

Egyszer volt itt forradalom,
Hites, igaz forradalom,
Rendet, igazságot csináló,
De Dózsákkal
S azon a hősi hajnalon,
Mikor gőgösen nem alkudtunk.

Egyszer volt itt egy kis remény,
De véres és tüzes remény.
Jönnie kell új Dózsa Györgynek
S fog is jönni.
Jaj, félek, meg nem érem én,
S ti se, drága, csüggedt bajtársak.


Az eltévedt lovas

Vak ügetését hallani
Eltévedt, hajdani lovasnak,
Volt erdők és ó-nádasok
Láncolt lelkei riadoznak.

Hol foltokban imitt-amott
Ős sűrűből bozót rekedt meg,
Most hirtelen téli mesék
Rémei kielevenednek.

Itt van a sűrű, a bozót,
Itt van a régi, tompa nóta,
Mely a süket ködben lapult
Vitéz, bús nagyapáink óta.

Kísértetes nálunk az Ősz
S fogyatkozott számú az ember:
S a domb-kerítéses sikon
Köd-gubában jár a November.

Erdővel, náddal pőre sík
Benőtted hirtelen, újra
Novemberes, ködös magát
Múlt századok ködébe bújva.

Csupa vérzés, csupa titok,
Csupa nyomások, csupa ősök,
Csupa erdők és nádasok,
Csupa hajdani eszelősök.

Hajdani, eltévedt utas
Vág neki új hináru útnak,
De nincsen fény, nincs lámpa-láng
És hírük sincsen a faluknak.

Alusznak némán a faluk,
Múltat álmodván dideregve
S a köd-bozótból kirohan
Ordas, bölény s nagymérgü medve.

Vak ügetését hallani
Hajdani, eltévedt lovasnak,
Volt erdők és ó-nádasok
Láncolt lelkei riadoznak.


Új arató-ének

Keresztek ülnek a tarlón,
Keresztek a temetőben,
Keresztek a vállon, szivünkön,
Keresztek messze mezőkben
S csak a Kereszt gazdája nincs sehol.

Keresztek az egész Földön,
Keresztek tornyon és mellen,
Keresztek a földi jóságon
S égi szózat: »Megérdemlőn,
Keresztet mért vállaltam ezekért?«


Dal a boldogtalanságról

Minden, amiben hittünk,
Odavan, odavan, odavan
És szerencsés
És boldog, ki csak önmagáért
Boldogtalan.

Mert minden odavan,
Minden, amiben hittünk,
Zászlók, kiket ormokra vittünk.
Ma minden odavan
S boldog, aki boldogtalan.

Boldog, aki boldogtalan,
Mert minden odavan,
Odavan, odavan, odavan.


Adja az Isten

Adja meg az Isten,
Mit adni nem szokott,
Száz bús vasárnap helyett
Sok, víg hétköznapot,
Adja meg az Isten.

Adja meg az Isten,
Sírásaink végét,
Lelkünknek teljességes,
S vágyott békességét,
Adja meg az Isten.

Adja meg az Isten,
Bár furcsa a világ,
Ne játsszak, ölő, gyilkos
Cudar komédiát
Adja meg az Isten.

Adja meg az Isten,
Mit adni nem szokott,
Száz bús vasárnap helyett
Sok, víg hétköznapot,
Adja meg az Isten.


Őrizem a szemed

Már vénülő kezemmel
Fogom meg a kezedet,
Már vénülő szememmel
Őrizem a szemedet.

Világok pusztulásán
Ősi vad, kit rettenet
Űz, érkeztem meg hozzád
S várok riadtan veled.

Már vénülő kezemmel
Fogom meg a kezedet,
Már vénülő szememmel
Őrizem a szemedet.

Nem tudom, miért, meddig
Maradok meg még neked,
De a kezedet fogom
S őrizem a szemedet.


Nézz, Drágám, kincseimre

Nézz, Drágám, kincseimre,
Lázáros, szomorú nincseimre,
Nézz egy hű, igaz élet sorsára
S őszülő tincseimre.

Nem mentem erre-arra,
Búsan büszke voltam a magyarra
S ezért is, hajh, sokszor kerültem
Sok hajhra, jajra, bajra.

Jó voltam szerelemben:
Egy Isten sem gondolhatná szebben,
Ahogy én gyermekül elgondoltam
S nézz lázban, vérben, sebben.

Ha te nem jöttél vóna,
Ma már tán panaszló szám se szólna
S gúnyolói hivő életeknek
Raknak a koporsóba.

Nézz, Drágám, rám szeretve,
Téged találtalak menekedve
S ha van még kedv ez aljas világban:
Te vagy a szívem kedve.

Nézz, Drágám, kincseimre,
Lázáros, szomorú nincseimre
S legyenek neked sötétek, ifjak:
Őszülő tincseimre.


Elégedetlen ifjú panasza

(Hadköteles évszázadunk elején)

Párizs, Peking... London vagy Róma?
Be unalmas város ez a Föld
Egyazon város és falu: semmi.
Már menni
Sehova se érdemes:
Valami más,
Valami nagy riadal vóna.

Ki birja még e szürkeséget,
Ki hazugokat tündököl?
Már jöjj, Ököl:
Boruljon föl e nem jó Elet
S jöjjön a Halál, e nagy orvos,
S a Halál után ébredések,
Borzalmak,
S jöjjön valami más,
Óh forradalmak miért késtek?

Vér, vér, vér,
Be meg fog szépülni az Ember,
Ha vérben jól megmosdik egyszer
S be meg javul.
Óh, jöjj, trombitás angyaloddal
Föltámadás
Óh, jöjj milliónyi hadaddal.
S ifjítsd meg ezt az unalmas
Golyóbist,
Jöjjön a megváltó fegyver,
Ámen.


Üdvözlet a győzőnek

Ne tapossatok rajta nagyon,
Ne tiporjatok rajta nagyon,
Vér-vesztes, szegény, szép szivünkön,
Ki, íme, száguldani akar.

Baljóslatú, bús nép a magyar,
Forradalomban élt s ránk hozták
Gyógyítónak a Háborút, a Rémet
Sírjukban is megátkozott gazok.

Tompán zúgnak a kaszárnyáink,
Oh, mennyi vérrel emlékezők,
Oh, szörnyű, gyászoló kripták,
Ravatal előttetek, ravatal.

Mi voltunk a földnek bolondja,
Elhasznált, szegény magyarok,
És most jöjjetek, győztesek:
Üdvözlet a győzőnek.



illusztráció

Ady en 1910

illusztráció

Ady en junto de 1914

illusztráció

Ady en 1915

illusztráció

Última foto de Ady




Ez a
187
példány.

ISBN 978-615-5357-05-3
ISSN 0866-4420

Felelős kiadó Simor András

2015 Vasas-Köz Kft. nyomda
Felelős vezető Badó Géza

Terjeszti a Könyvtárellátó Közhasznú Társaság